lunes, 17 de agosto de 2009

Me decidí a buscar nuevos hombres, me decidí a deshacerme de él y qué pasó? Apareció.
Opté por volver a dedicarle mis pensamientos y qué hizo? Desapareció.
Y volví a intentar sacarlo, juro que lo intenté. Traté de conocer gente nueva, pero ninguno me moviliza. Llegó un chico interesante a mi vida: lindo, estudioso, trabajador, me quiere ver, va sin vueltas, y a mi, por más que me esfuerzo, no me interesa. Lo intento, lo juro, pero no, ni un poquito.
Yo creo que hay un momento, un punto preciso en el que tu cabeza está lista para dejar salir a ése que te saca el sueño, en el que decide abrir la puerta. También hay una persona justa que conocés en ese momento preciso y que aprovecha que la puerta quedó abierta para pasar. Y no importa que tanto la conozcas, ni cuanto tiempo la hayas visto, ni cuanto le hayas hablado. Es simplemente esa y solo esa persona la que puede entrar.
Cómo él, que apareció cuando nadie lo buscaba. Cómo el otro él, que salió cuando nadie lo esperaba. Fue ese momento, fue esa persona.
Tal vez sea que me gusta lo dificil, lo imposible, lo que sé que no voy a alcanzar jamás. Y tal vez sea esa la razón por la que no me interesa salir con el chico nuevo.
No lo sé, prefiero pensar que no es así, que realmente todavía es él el indicado. Qué todavía mi cabeza encuentra razones para no abrir la puerta. Quizás sea elejir la opción más fácil, la que no requiere trabajo, aunque no deja de ser una elección dolorosa.

Igual, a pesar de todo, voy a tratar de salir con el chico nuevo, quién sabe?, total no pierdo nada, no?

jueves, 6 de agosto de 2009

Decidí desintoxicarme. Estaba demasiado pendiente de Único y me estaba haciendo mal. No lo quiero en mi vida por un tiempo, no quiero estar en su vida por un tiempo. Así que chau, más que chau, hasta luego.

Si quieren pueden visitar mi nuevo blog, Dibujando con Palabras

domingo, 2 de agosto de 2009

Es miedo, todo es por miedo. Me aterra que me conozcan, que me rechacen. Me enloquece el solo hecho de pensar en que me vuelvo vulnerable. Me asusta que reconozcan que tengo miedo. Es por eso que siempre finjo, y me río. Y me río de mi histeria, y la exagero, y dentro mío siempre sé que es solo miedo. Lo que me lleva a decir “no”, lo que me obliga a callar, lo que me mantiene inmóvil, siempre esperando que el otro actúe para hacerlo yo.