Ultimamente volvió a revolotear una idea en mi mente con considerable frecuencia. Yo no sé si es el exceso de comedias románticas, pero más de una vez se me ocurrió pensar que mi destino no está acá. Me imagino un viaje, no sé a donde, a cualquier lado. Y en ese lugar es donde encuentro mi futuro, mi presente, donde me encuentro a mi misma. Donde consigo trabajo, pareja; donde descubro lo que verdaderamente quiero en la vida. Y me rio y mientras me arrepiento de no haber viajado antes, de no haber tomado el riesgo años atrás.
Caigo de nuevo en la realidad y estoy hablando con un chico hermoso, que me trata divinamente. Con el que nunca pasó nada y creo que ni siquiera me molesta porque es tan bueno que me alegra el solo hecho de conocerlo. Y resulta que esa persona vive en Criciúma, Brasil. Y que yo vivo en Buenos Aires, Argentina. Y resulta que yo sigo confundida, sin saber que hacer, con lazos fuertes que me unen a esta ciudad. Anestesiada, todavía pensando si será intuición o solo ilusión mi visión de un futuro en otra parte.
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