viernes, 8 de julio de 2011

Dominó

Después de un largo proceso de muchos años que involucró terapias tradicionales, charlas, golpes, lágrimas, nervios y confusiones; logré llegar a un estado de ser, en mi vida, que me permite aceptar las cosas de una manera diferente: con menos ansiedad, menos stress, más adaptabilidad, más tranquilidad.
Aprendí a decidir qué quiero que pase y trabajar por eso sin desesperarme, solo dejándome llevar. Entendí que basta con aprender a empujar la pieza correcta del dominó para después mirar cómo caen las otras empujándose unas a otras. Ver cómo ese primer paso bien dado activó un mecanismo perfecto.
Conseguí, de esta manera, un trabajo casi perfecto y, de la misma forma, fui llevando adelante mi cuatrimestre facultativo con excelentes resultados.
Elegí empezar una actividad que me llena de felicidad día tras día, que me hace sentir talentosa, que me dio amigos, historias, anécdotas, aprendizaje e ilusiones... Sobre todo una ilusión, una muy grande que la semana pasada me vi obligada a destruir.
Y todo se desarrolla perfectamente en mi vida, pero eso no. Ese dominó sigue fallando, mi corazón sigue esperando que yo aprenda cuál es la ficha que debo empujar y rogando que, cuando la descubra, sepa moverla a tiempo.

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